Viaje a Trinidad, la ciudad cubana se detuvo en el tiempo

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Un lugar donde no sólo se conservan los edificios sino, sobre todo, los elementos característicos de la cultura cubana, desde la música tradicional, hasta la artesanía. La lista de premios de Trinidad es enorme. Es Museo de la Ciudad del Caribe, Ciudad Artesanal del Mundo, Monumento Nacional y su Centro Histórico desde 1988, el estatus de Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Hacia esa villa, que es uno de los lugares más visitados de Cuba, se desplazó PanamericanWorld, para compartir con nuestros lectores este fugaz viaje a través del tiempo.


Calles de Trinidad, Cuba 

Trinidad se encuentra a poco más de 300 kilómetros de La Habana, en la parte centro-sudeste de Cuba. Es uno de los principales destinos turísticos del país y en temporada alta la cantidad diaria de visitantes se acerca a los 10 mil, por lo que encontrar alojamiento no siempre es fácil.
 
Hay más de mil casas privadas de alquiler y un número similar de habitaciones en el sector estatal; pero con tanta afluencia de turistas es necesario hacer las reservas con mucha antelación.
 
¿Qué lugares no pueden faltar en un recorrido por la ciudad detenido en el tiempo? Para disfrutar mejor de la experiencia, lo ideal es caminar. Las distancias de los sitios imperdibles no son muy grandes y, además, el acceso de coches y autobuses puede ser complicado.
 
La primera parada es la Plaza Mayor, rodeada de barandillas blancas y con numerosos bancos que invitan a disfrutar de la brisa, a la sombra de enormes palmeras reales. En el centro de la plaza se encuentra la estatua de Terpsícore, la musa griega de la danza.


Plaza Mayor, Cuba
 
Junto a la Plaza se encuentra la casa de la familia Sánchez Iznaga, que actualmente es la sede del Museo de arquitectura colonial. En una de las calles que rodean la Plaza Mayor se encuentra el Palacio Brunet, que alberga el Museo Romántico. La combinación de estilos arquitectónicos, el espectacular patio andaluz y el mobiliario y la vajilla de más de 150 años le dan al lugar un aliento especial.
 
El Antiguo Palacio de los Canteros es la sede del Museo de Historia Municipal y tiene un gran atractivo: subir a una torre desde la que se puede ver gran parte de la ciudad. PanamericanWorld estuvo allí y la vista panorámica es espectacular. La gastronomía en Trinidad es uno de sus puntos más destacados. Al mediodía o al anochecer el olor que desprenden casi un centenar de restaurantes distribuidos por toda la ciudad invita a los paseantes a degustar platos de la comida tradicional cubana. Además, no pocos de los restaurantes privados y estatales tienen grupos musicales, de modo que el caminante no sólo sacia su apetito, sino que disfruta de temas antológicos de la música cubana.
 
Aquellos que prefieran probar algo diferente no pueden perderse "La Canchánchara". Es el único lugar de Cuba donde se utilizó la bebida que usaban los mambises que luchaban contra el ejército español, en las guerras de independencia, a finales del siglo XIX. La peculiar bebida es una mezcla de miel, jugo de limón y brandy de caña. Otro lugar infalible es el Bar Floridita Trinidad. Al igual que su versión original, ubicada en La Habana, también tiene una escultura del escritor estadounidense Ernest Hemingway. Probar un daiquiri, junto al Premio Nobel de Literatura, es una experiencia agradable.
 
Al recorrer Trinidad, el caminante del seguro se sorprenderá de las artesanías que se producen y se ofrecen allí. No fue casualidad que el Consejo Mundial de Artesanía reconociera a la ciudad como "Ciudad Artesanal del Mundo". En cada calle es posible encontrar no sólo pequeñas tiendas privadas que venden desde vestidos de lino hasta sombreros de punto, sino que, especialmente llamativo es ver trabajar a los tejedores que, con sus encajes e hilo, logran hacer productos únicos en el planeta.
 
Por la noche, Trinidad no descansa. Los bailarines tienen diferentes opciones, por ejemplo, una discoteca situada en el fondo de la cueva de Ayala; mientras tanto, los interesados en el folclore pueden hacer compras en los alrededores del Palenque de los Congos Reales, donde entran en contacto con los ritmos musicales afrocubanos.


Trinidad de noche