Restaurante - Bar Floridita

Bar y restaurante en la Ciudad de La Habana, Cuba, que funciona desde 1817 y se hizo mundialmente famoso gracias al escritor y periodista Ernest Hemingway, que solía visitarlo regularmente. Su lema es 'La cuna del daiquirí' y el propio Hemingway aumentó su fama con una frase que atrajo a turistas de todo el planeta: 'Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquirí en La Floridita'. Este escritor terminó convirtiéndose en la principal atracción turística para los visitantes que vienen de todo el mundo a conocer la Floridita, hasta el punto de que una estatua de un Hemingway colocada al final del bar es la gran atracción del bar.
 
Con casi dos siglos de historia, 'La Cuna del Daiquirí' guarda hermosas anécdotas de lo que fue y es La Habana, y de sus más selectos visitantes. Reconocida mundialmente por sus excelentes cócteles y la exquisitez de sus platos de pescado y mariscos, preparados por maestros de la cocina internacional y cubana, con una cocina de autor que tiene un sello único, Hemingway sólo tuvo una visita para quedar atrapado para siempre en uno de los rincones más emblemáticos del país.
 
Floridita abrió sus puertas en 1817 con el nombre de La Piña de Plata, en Obispo y Monserrate. Poco después se llamó Florida. En 1910 se amplió con la zona de restaurantes, hacia la calle Monserrate, comandada por un chef francés. En 1914, el catalán Constantino Ribalaigua Vert comenzó a trabajar como camarero y cuatro años más tarde se convertiría en el propietario del local cuando lo adquirió a Salas Perera, ya bajo su nombre definitivo, Floridita.
 
Constantino (también conocido como 'Constante') fue quien llevó el daiquiri por primera vez a La Habana, bebida nacida en el interior de Cuba. En los años 30, Ernest Hemingway se instaló en el Hotel Ambos Mundos, a pocas cuadras del Floridita, un bar donde solía beber daiquiri casi a diario y, sobre todo, la variante Doble Papa, creada en su nombre y llamada así porque en Cuba el escritor era conocido cariñosamente como 'Papa'. Cuando se mudó a la Finca Vigía, en las afueras de La Habana, solía viajar a la capital para beber su daiquiri favorito en lo que él llamaba 'el mejor bar del mundo'.
 
El Floridita se ha convertido en un homenaje permanente a Hemingway, con una exposición de fotografías del escritor con sus amigos (casi todas acompañadas por un doble Papa), así como un busto de bronce realizado en 1954 y situado en lo que era su rincón favorito dentro del bar, y una escultura de tamaño real realizada en 2003 donde se apoya en la barra. Desde la apertura de Cuba al turismo internacional, numerosas visitas guiadas pasan por la Floridita diariamente para que los viajeros se fotografíen junto a la escultura del escritor. En 1991 el Floridita fue completamente remodelado, aunque respetando todos los elementos originales que lo hicieron famoso, incluyendo el busto de Hemingway y el bar.

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