Los mejores sitios de buceo en Cuba

Adventure Lifestyle Sports Top 10
Reservar una experiencia Cuba:
Si estás reservando tu viaje a Cuba en el último minuto, nosotros te cubrimos. ¡A continuación, te presentamos algunos de los mejores tours y experiencias!Si estás reservando tu viaje a Cuba en el último minuto, nosotros te cubrimos. ¡A continuación, te presentamos algunos de los mejores tours y experiencias!
Ver todos los artículos
Las características submarinas aumentan su atractivo: el borde de la plataforma marina está rodeado de arrecifes de coral donde se pueden encontrar innumerables peces tropicales y crustáceos, esponjas y estrellas de mar, así como diferentes tipos de tortugas y mamíferos como el manatí o la vaca marina, en peligro de extinción.
 
Cuba tiene siete marinas internacionales y 39 centros de buceo internacionales. El precio varía según la actividad, pero se puede hacer buceo desde unos 35 euros. Y recuerda que no puedes bucear después de bajar de un avión o si vas a hacer un vuelo largo en menos de 24 horas. Estas reglas evitan la deshidratación o los problemas de descompresión.
 
De La Habana a Cayo Coco
El principal punto de entrada de turistas en la isla es el aeropuerto de La Habana. En las cercanías hay tres áreas para bucear: la Marina Hemingway, el Arrecife Azul y las playas del Este. En todas ellas hay clubes de buceo donde se puede alquilar el equipo necesario y los instructores que guían a los aficionados a uno de los 20 puntos donde se puede bucear entre 5 y 35 metros de profundidad.
 
Al este, las playas de Varadero también son aptas para el buceo, pero a lo largo del recorrido por la costa se encuentran los cayos Santa María, Guillermo y Coco. Este último tiene el aeropuerto internacional, por lo que se puede llegar en avión, pero también en coche, ya que está unido a la isla principal por una carretera conocida como Pedraplén.


El Pedraplén, Cuba 

Estos cayos son el Caribe en su forma más pura. A profundidades de entre 10 y 30 metros, peces endémicos de tamaño medio como síbalos, palomas o pacifistas nadan junto a otros más grandes, como las barracudas. La visibilidad es excelente, hasta 20 metros. Uno de los lugares más recomendables es La Jaula. Su atractivo radica en la presencia de gorgonias, corales cuyos cuerpos simulan árboles esqueléticos y esponjas de mar de colores.
 
Santa Lucía
La presencia de tiburones de arrecife es común en toda la costa cubana, aunque la especie cambia según la zona. En la playa de Santa Lucía, en la región de Camagüey, abunda la variedad de toro, que aunque no ataca al hombre puede ser peligroso ya que cazan donde hay gente. Miden más de tres metros de largo. Esta zona es muy conocida entre los buceadores ya que tiene el segundo arrecife de coral más largo del mundo: mide 36 kilómetros. Esta gran área tiene unos 35 puntos de inmersión, entre los que destaca Mortera, donde a unos 27 metros de profundidad descansa una antigua fortaleza española y un barco mercante del siglo XIX.


Buceo en Santa Lucía 

Guardalavaca
Cristóbal Colón llegó con su barco a la provincia de Holguín en el siglo XV. Aquí está la playa de Guardalavaca, a 50 kilómetros de la ciudad que da nombre a la provincia. El Centro de Buceo Eagle Ray ofrece paseos submarinos a lo largo del Viejo Canal de las Bahamas hasta 40 metros de profundidad. Sus aguas turquesas esconden una pared vertical, que oscila entre 20 y 40 metros, donde crecen los corales negros. Este animal, común en la costa cubana, se confunde con una planta marina. Su colección es limitada ya que se considera un coral semiprecioso que se utiliza como amuleto y joya.
 

Buceo desde Guardalavaca

Jardines de la Reina
Colón dio su nombre al archipiélago de los Jardines de la Reina, ya en el sur de Cuba, formado por 250 Islas Vírgenes. En 1996 fueron declarados parque marino debido al excepcional estado de conservación de la flora y la fauna marinas. Su fondo, lleno de estrellas de mar y corales desiguales, ha sido modelado a lo largo de miles de años de evolución. A 17 metros de profundidad se erige el Farallón, una montaña atravesada por túneles que concluyen en un fondo de arena blanca. Las cavernas tienen unos tres metros de ancho y 10 metros de alto con aberturas que permiten la entrada de la luz solar, un paraíso para los buceadores. Para llegar hasta aquí hay que tomar un barco en la ciudad de Júcaro y el centro responsable de las inmersiones es Avalon.
 
Desde la península de Ancón hasta el Rancho Luna
De vuelta a la isla principal, el buceo también se puede hacer en Santiago de Cuba o Trinidad. La ciudad, declarada patrimonio de la humanidad, está situada a pocos kilómetros de la costa, donde crecen hasta 40 tipos de corales. En la península de Ancón, donde se encuentra el centro de buceo Cayo Blanco, el fondo marino tiene baches de hasta cinco metros de altura, túneles y una impresionante pared que cae 200 metros, además de peces tropicales o abanicos de mar. Los aficionados y profesionales también pueden saltar al agua en Guajimico, un nombre aborigen que predice lo que van a encontrar: significa lugar de peces. Finalmente está la playa de Rancho Luna. Varios barcos pesqueros han sido hundidos intencionalmente en esta zona para el disfrute de los buzos, que ahora pueden observar cómo florece la vida a su alrededor. En la llamada lengua de faro, una plataforma submarina que cae cien metros, las gorgonias gigantes, de hasta dos metros de diámetro, no nadan los nadadores. Las aguas son ideales para la fotografía subacuática y en los meses de invierno se ve el tiburón ballena en esta zona.


Rancho Luna 

Bahía de Cochinos
Al oeste se encuentra Bahía de Cochinos, que se hizo famosa cuando la CIA vio fracasar su intento de entrar en la isla por este canal en 1961. Es un sitio óptimo para la inmersión, lleno de peces jóvenes porque está rodeado de manglares y plantas que protegen la bahía del mar. Se puede bucear desde tierra, sin tener que tomar un barco. Sus puntos fuertes son un barco hundido, en Punta Perdiz, y una pared vertical muy cerca de la costa, tanto que el color del mar se puede ver desde tierra. Sin embargo, uno de los sitios más apreciados para la inmersión es en tierra. Se trata de un cenote similar a los mexicanos llamado La Cueva de los Peces. El mar se escabulle a través de túneles subterráneos hasta esta cavidad inundándola con peces de colores que están protegidos en las múltiples cuevas. Es un lugar ideal para los amantes del espeleobuceo por la cantidad de estalactitas.


Bahía de Cochinos, Cuba
 
Cayo Largo
Frente a la bahía, aunque no es visible desde ella, está Cayo Largo del Sur. Esta zona se divide en tres: la más cercana al cayo, donde se puede nadar sobre largas montañas de coral a una profundidad de entre 20 y 30 metros; la segunda, al oeste, donde los corales forman grandes laberintos que obligan a los peces a nadar en bancos estrechos; y la última, al noreste, en la que las paredes caen de 15 a 200 metros. Aquí las reinas son las esponjas tubulares cuyos colores contrastan con el coral negro.
 
María La Gorda

Continuando el viaje, María La Gorda, en Pinar del Río, es famosa entre los entusiastas del buceo en América Latina por su excelente suelo. Tiene su origen en una cadena de tierra emergente que ha sido formada por las corrientes que llegan del Golfo de México. El punto de inmersión se encuentra en la península de Guanahacabibes, una reserva de la biosfera desde hace más de dos décadas y que incluye naufragios del siglo XVIII. Los corales son visibles desde cinco metros de profundidad, así que aquellos que sólo practican snorkel también pueden disfrutar de la naturaleza tropical. En los meses de mayo y junio la arena de las playas se llena de tortugas que vienen a construir sus nidos y en agosto y septiembre las ballenas se acercan a la costa.
 
Cayo Levisa

Casi terminado el recorrido por la costa de Cuba aparece la clave de Levisa. Es un lugar para ver peces loro, cuyos reflejos cambian de color, entre otros peces tropicales. Pero su mayor peculiaridad radica en la presencia de trigonias, los fósiles vivientes más antiguos de las Antillas. Son un tipo de molusco, de concha cerrada e irregular, que deja una especie de miniatura que recuerda a una albóndiga. Su aparición es de hace 245 millones de años.