Hotel Santa Isabel

Muchas celebridades han elegido el Santa Isabel para sus días de visita en La Habana: el ex presidente de los EE.UU. Jimmy Carter, Jack Nicholson, Sting, Bruce Willis, Danny Rivera y Pedro Almodóvar, sólo para nombrar algunos.
 
Cuando se construyó, esta antigua mansión perteneció a la familia del Conde de Santovenia. Fue convertida en un hotel en 1867. Después de una cuidadosa restauración, que respetó las características originales del edificio, sus puertas se abrieron de nuevo en 1997. Ha conservado sus grandes lámparas de cristal, la magnífica escalera y el mobiliario de estilo colonial.
 
La decoración interior incluye obras de famosos artistas visuales cubanos como Zaida del Río, Roberto Fabelo y Alberto Lescay. El fresco y tranquilo patio interior es muy popular entre sus huéspedes, y casi nadie puede resistirse a hacerse una foto junto a la fuente del centro.
 
Los servicios modernos nos llevan al siglo XXI. A pesar de que sólo tiene tres pisos, el hotel tiene ascensores. El Wi-Fi está disponible en las zonas comunes en régimen de pago por uso. El Restaurante El Condado, en sus Salas Rosa y Azul, ofrece cocina internacional y comida vegetariana especializada. El Bar Santa Isabel es verdaderamente encantador.

Hotel Santa Isabel
 
A muchos de nuestros huéspedes les gusta desayunar en el patio de entrada o en la terraza exterior, un gran lugar para observar a la gente. Hay algunos restaurantes conocidos, como el Café del Oriente, y un número de restaurantes privados de fácil acceso.
 
A un corto kilómetro está el famoso Bar Floridita, famoso por sus daiquiris y por su conexión con el escritor americano Ernest Hemingway.
 
Las habitaciones estándar, junior suite y suite son cómodamente grandes, también decoradas en un estilo que evoca un día pasado. Los somieres de hierro forjado y otro mobiliario de estilo colonial crean un aura de ensueño, como si se tratara de un viaje al pasado.
 
La Plaza Vieja y la Plaza de San Francisco de Asís, la Catedral de La Habana, el famoso Restaurante Bodeguita del Medio, y más, están a poca distancia del hotel. Desde la azotea se pueden ver las fortalezas que protegían la Habana Vieja de los piratas: el Morro, la Cabaña, la Punta y la Real Fuerza. Fuera de la entrada principal, la Plaza de Armas está siempre llena de músicos, niños y libreros.

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