Hotel Telégrafo

El Telégrafo no es un hotel congelado en el tiempo, aunque atesora el recuerdo de haber recibido a personalidades como el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann, descubridor de la ciudad de Troya. Para comprobarlo, hay que salir del bullicio de La Habana y entrar en sus salones, donde la luz dibuja extraordinarios arabescos. Algunos dicen que a ciertas horas del día parece que las paredes 'hablan' desde sus tonos de cerámica vidriada, llevando a los visitantes a las primeras décadas del siglo XX.
 
Bajo su perfil exterior, El Telégrafo esconde un mundo propio, que sólo se revela cuando se llega a su patio interior, se pide un cóctel refrescante y se deja llevar por la conversación. Es una apuesta que garantiza dos excelentes cartas. La primera es el equipo profesional de barmans que trabajan allí, herederos de una tradición que ya supera el siglo; la segunda es la posibilidad de compartir el tiempo con artistas e intelectuales, ya que el Telégrafo es la sede habitual de diversos eventos culturales que aprovechan su ubicación, en pleno centro de La Habana 'de la República'.

 Hotel Telégrafo

Caminar bajo los grandes arcos originales - de ladrillo expuesto - es parte del acto bautismal. Pero el ritual no estará completo hasta que 'posea' una de las habitaciones y encuentre su lugar en esta familia extendida. Hay, en total, 63 habitaciones en las que un estilo moderno deja su huella. Debido al pequeño número de habitaciones, no se comparan con las de otros alojamientos Habaneros, pero ese es precisamente el objetivo de los encargados del Telégrafo: mantener un excelente hotel familiar en el corazón de La Habana.
 
Hay muchos puntos de referencia: Prado y Neptuno, el Parque Central, el Capitolio... Encontrar el Hotel Telégrafo en La Habana es tan fácil como encontrar el paseo marítimo, La Rampa o El Morro. No te perderás.

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